Desde principios de marzo de 2020, todas las ligas y torneos principales de distintas modalidades deportivas han suspendido o cancelado temporalmente su actividad debido al COVID‐19. Ante la rápida expansión del virus y siguiendo las pautas gubernamentales, los equipos han permitido que sus atletas regresen a sus lugares de residencia, donde permanecen en confinamiento obligatorio. Esto es debido a que el principio de reversibilidad del entrenamiento o desentrenamiento establece que detener o reducir notablemente el entrenamiento induce una reversión parcial o completa de las adaptaciones desarrolladas previamente, lo que compromete el rendimiento deportivo. En relación a lo anterior, probablemente el rendimiento del atleta se vea disminuido tras el confinamiento, ya que aunque estén entrenando en casa, la carga y las estrategias de entrenamiento no cumplen los estándares de un plan de entrenamiento semanal o mensual con el equipo. Además, volver a la competición justo después de este aislamiento puede incrementar el riesgo de lesión, puesto que se tendrá que aplicar una alta carga de entrenamiento y competición para terminar la liga. Considerando los efectos negativos del desentrenamiento y cómo pueden afectar al rendimiento en fútbol sala, es importante entender que, durante un partido, los jugadores realizan repetidas acciones explosivas de alta intensidad con frecuencia y recorren una distancia total aproximada de 4 km. Estas demandas físicas de alta intensidad en el deporte del fútbol sala están muy asociadas a un alto riesgo de lesión. En este sentido, el objetivo del presente proyecto es analizar los efectos del confinamiento sobre el rendimiento de los jugadores de fútbol sala de élite y al índice de lesión. A nivel práctico, este proyecto novedoso puede proporcionar información que permita reducir las lesiones y asegurar que los jugadores vuelvan a competir al más alto nivel de rendimiento.