A veces, cuando estamos trabajando en lo nuestro buscamos alguna solución a un problema o dificultad. Después, esa solución puede convertirse en un invento aplicable en otras cosas.
Es más o menos lo que le ocurrió a Patricia Billings, nacida en Missouri en 1926. Era escultora de profesión y trabajaba con yeso. Una de sus obras cayó al suelo y se rompió. Pensando en los escultores del Renacimiento, decidió experimentar para encontrar alguna sustancia que le diese más dureza al yeso.
Tardó nada menos que ocho años en descubrir esta sustancia, un aditivo lechoso que crea un yeso indestructible. No se rompía, era muy resistente al calor y no era tóxico.
Se llama Geobond y no sólo se utiliza en escultura, sino también en la construcción de edificios, puentes y aviones.