Mary Anderson fue siempre una gran emprendedora con iniciativa. Nació en Alabama en 1866, al sur de los Estados Unidos. Toda esta zona estaba bastante deteriorada por la Guerra Civil, que acababa de terminar.
En una visita a Nueva York, mientras viajaba en tranvía, observó que el conductor se tenía que bajar muchas veces para limpiar los cristales. La nieve y el hielo no le dejaban ver el camino y resultaba peligroso. En el mismo tranvía, Mary empezó a dibujar bocetos de lo que sería la solución al problema: un palo de madera con caucho que podría hacer girar el conductor con una palanca. Cuando se terminara el invierno se quitarían y se guardarían.
La gente se burlaba de su invento y decía que era un peligro para el conductor, pues le distraía en su trabajo.
Años más tarde, otra mujer patentó un limpiaparabrisas, pero ahora automático.