Este proyecto se enmarca en la reciente revisión del concepto de lo estético que intenta superar la visión estrecha (formalista) causante del rechazo de una teoría estética del arte en el giro conceptualista del siglo XX. Con la irrupción del pop, el arte minimal, o el arte conceptual, entre otros, la apariencia sensible pasaba a un segundo plano cuando no era considerada directamente como irrelevante para definir y apreciar la artisticidad de una obra de arte.

A pesar de todo, en la crítica artística se siguen empleando términos como ¿bello?, ¿equilibrado?, ¿elegante?, ¿dinámico?, ¿vívido?, ¿ingenioso?, ¿divertido?, ¿feo?, ¿violento?, ¿perturbador?, ¿triste?, ¿soso? o ¿aburrido? para describir, interpretar y evaluar las obras de arte a través de las cualidades que estéticamente apreciamos en ellas. Estas cualidades dan cuenta no sólo de aspectos formales sino asimismo del contenido descriptivo, representacional y expresivo de los objetos y justifican, al menos en parte, cómo y porqué nos resultan valiosos, o no.

De manera que, más allá del papel más o menos esencial que puedan jugar en la propia definición de arte, la cuestión de la contribución de las cualidades estéticas a la comprensión y a la apreciación de la obra de arte se habría vuelto más urgente. Para ello se impone la revisión de la naturaleza y la relevancia crítica de las propias cualidades estéticas, y por consiguiente de la concepción de la experiencia en la que se sustenta, lo cual es el objetivo central de nuestro proyecto.

De esta manera, ampliando la idea sin renunciar al carácter perceptivo que hace de una experiencia propiamente "estética", esperamos contribuir a uno de los debates que vertebra el pensamiento estético contemporáneo, que de hecho atañe al núcleo duro de la propia disciplina, y que lleva consigo implicaciones prácticas para la crítica de arte.