Muchos jóvenes y no tan jóvenes se han convertido en esclavos de las redes sociales. De manera involuntaria, han renunciado a disfrutar plenamente de momentos irrepetibles con tal de obtener reconocimiento en las redes sociales. La idea de distinguirse no es nueva, pero sí que se ha acentuado mucho desde que otros pueden ver y valorar lo que hacemos.

La obsesión por conseguir ese reconocimiento se orienta a descubrir qué pueden hacer que sea suficientemente original y único para distinguirse del resto. La experiencia puede no llegar a disfrutarse por querer compartirla. Sí, ya se ha demostrado, se disfruta menos de una experiencia cuando se buscan los Likes.

Esta aparente paradoja es la que se aborda en este proyecto de investigación. Algunas preguntas a las que intentaremos dar respuesta son: ¿puede el deseo de obtener reconocimiento social modificar nuestro comportamiento?, ¿en qué medida esa obsesión se ha convertido en un motor que guía y mueve al consumidor actual? También queremos saber quiénes son los más afectados por esta obsesión. Por último, queremos saber qué ocurrirá después de haber disfrutado de la experiencia. Si conseguimos muchos Likes, ¿tendremos la sensación de haber disfrutado más?, ¿y qué pasa si no se consiguen los Likes esperados?

Dando respuesta a estas preguntas creemos que la sociedad puede ser más consciente de que nuestra obsesión por obtener reconocimiento social puede impedirnos disfrutar de la realidad que estamos viviendo. Y no solo eso, nos puede llevar a hacer cosas que de otro modo no haríamos, o lo que es peor, aun queriéndolas hacer, no poder disfrutarlas. No creemos que este cambio en la forma de comportarnos sea pasajero, sino que está aquí para quedarse.

Por un lado, el individuo siente una fuerte presión social, y las empresas, movidas por sus propios intereses, lejos de desactivar esta presión, lo motivan más y más para que comparta toda su vida y milagros a través de las redes sociales. Los resultados de este trabajo de investigación pueden orientar también a los negocios promotores de nuevas experiencias. Elementos tan banales como si podré sacarme o no una buena foto o hacer un buen vídeo pueden convertirse en claves para que el individuo decida qué hacer.