Nuevas formas de expresión del humor, la ironía y el sarcasmo: análisis pragmático del discurso humorístico en el ecosistema digital y la eclosión de un nuevo género.
El Internet ha supuesto una gran revolución en el ámbito de la comunicación y ello ha favorecido enormemente a que en la actualidad existan nuevos formatos que facilitan la transmisión de información. En lo que se refiere a la repercusión que han tenido los nuevos medios de comunicación, partimos de una evidente consolidación de las redes sociales como el soporte que actualmente tiene mayor éxito entre los hablantes.
En este sentido, las redes sociales virtuales son, hoy en día, el soporte electrónico que sirve de base para la construcción de las crecientes comunidades virtuales. Se trata de una noción actualizada que tiene que ver con la tendencia a crear vínculos entre las personas a través de Internet.
Esta comunicación mediada por ordenador se define como un conjunto de estrategias y modos de interactuar que surgen de la aplicación de lo digital (Mancera y Pano, 2013). Es decir, el contexto comunicativo ha evolucionado con el paso de los años y las redes sociales han favorecido dicho cambio, de manera que la comunicación ha adquirido en la actualidad nuevos rasgos como, por ejemplo, la inmediatez, la apertura social al diálogo y la ausencia de algunas restricciones en la interacción.
El humor y el lenguaje colaboran en beneficio de la comunidad, pues se trata de una de las estrategias con mayor éxito para la creación de nuevos lazos de afecto y camaradería entre los interlocutores.
Sin embargo, el entorno digital se convierte a menudo en un foco de discusión tornándose en un campo de batalla. Precisamente, debido a la fragilidad de la línea que separa el humor de otros fenómenos de carácter pragmático relacionados con el habla, lo cómico puede pasar a ser un arma ofensiva a través de la ironía, el sarcasmo y la descortesía, dependiendo de factores de gran repercusión en el intercambio comunicativo, como el contexto o el conocimiento que comparten los hablantes.
Esta tendencia a crear nuevos lazos de amistad entre los hablantes se repite igualmente en el medio digital (Yus, 2001). Las personas necesitan sentir que pertenecen a un grupo o que forman parte de una comunidad que los acoge; por ello, las redes sociales constituyen un lugar ideal que favorece el desarrollo del discurso humorístico. De hecho, es en el seno de las redes sociales donde se genera una mayor interacción entre los usuarios al crear, intercambiar y comentar cualquier tipo de contenido (Mancera y Pano, 2013). En este sentido, surgen nuevas estrategias que permiten a los hablantes crear vínculos basados en aspectos como son los temas que tienen en común los usuarios, intereses compartidos o incluso preocupaciones y problemas similares.
Los estudios más recientes que se han llevado a cabo (véase las publicaciones de Pano y Mancera, 2014; Díaz, 2014; Pano, 2015; Simarro, 2016 o Picazo Sánchez, 2016, entre otros) constatan la necesidad de estudiar en profundidad los fenómenos pragmático-discursivos que surgen en el contexto de lo digital en los últimos años. Hasta ahora se han estudiado nuevos formatos de lo que tradicionalmente se conoce como viñeta gráfica o tira cómica (Agüero, 2013), nuevos géneros discursivos como el tweet (Mancera y Pano, 2013) o incluso el meme como una versión actualizada de la viñeta (Ruiz Martínez, 2018); no obstante, la investigación ha pasado por alto un nuevo formato que cada vez acoge a un número mayor de seguidores en las redes sociales, especialmente en Twitter, Instagram y TikTok.
Se trata de un híbrido que se encuentra entre el sketch y el monólogo cómico tradicional.