El melón es una de las principales exportaciones de la Región de Murcia. En torno al 50% de todo el mundo exportado en el territorio nacional en 2022 se cultivó en nuestra región, desde donde llega prácticamente a todas las regiones de Europa. El sabor dulce y aromático del melón, junto con su textura blanda y acuosa, lo convierten en un producto de gran atractivo para la mayor parte de los consumidores.

Al mismo tiempo, es un producto poco calórico, con mucha agua y gran cantidad de vitaminas, por lo que se suele considerar beneficioso para la salud. Sin embargo, algunas de estas propiedades que lo hacen beneficioso para nuestra salud, también permiten el crecimiento de microorganismos. Esto es preocupante ya que el desarrollo de algunas especies microbianas pueden causar alteraciones en la apariencia, el olor, el sabor o la textura del melón. Otras especies microbianas pueden incluso causar enfermedades en humanos. Esto hace que el melón tenga una vida útil relativamente corta, en torno a una o dos semanas en refrigeración.

En este proyecto investigamos estrategias sostenibles e innovadoras que permitan extender la vida útil del melón. En concreto, nos centramos en la utilización del d-limoneno, un compuesto que producen de manera natural muchos cítricos y que tiene importantes propiedades antimicrobianas y antifúngicas.

Este compuesto está presente en la piel y otras partes de frutas que se suelen cultivar en nuestra región, como naranjas o limones. Por lo tanto, la explotación de las propiedades antimicrobianas del d-limoneno es una oportunidad excelente para revalorizar residuos de las industrias agroalimentarias de nuestra región.

El trabajo experimental lo realizamos en colaboración con la Doctora Poliana Mendes de Sousa, profesora en la Universidade Federal dos Vales do Jequitinhonha e Mucir (Brasil), para validar dos estrategias diferentes para el aprovechamiento del d-limoneno. La primera es el desarrollo de un envase activo, consistente en un film que contiene d-limoneno, para extender la vida útil del melón pre-cortado, un formato que cuenta con una gran popularidad en los supermercados de nuestra región. La segunda estrategia utiliza las propiedades antimicrobianas del d-limoneno en forma de nanoemulsión para reducir la intensidad de los tratamientos térmicos suaves de pasteurización. Estos experimentos usan Salmonella como microorganismo modelo, ya que esta bacteria es uno de los patógenos más importantes relacionados con el consumo de melón.

El desarrollo de estas estrategias podrían tener un impacto muy positivo en la industria agro-alimentaria de nuestra región. En primer lugar, una vida útil más larga del melón aumentaría la competitividad del producto, al mismo tiempo que reduciría el desperdicio alimentario tanto a nivel de distribución y venta como del consumidor final. Además, estas estrategias están basadas en el aprovechamiento de un compuesto presente en desechos de la industria agroalimentaria. Esto las hace incluso más sostenibles y podría favorecer el desarrollo de una nueva actividad económica relacionada con la extracción de estos compuestos con valor añadido.