La antigüedad tras la pantalla. la construcción del relato histórico en el audiovisual del siglo xxi.
El proyecto que presentamos pretende adecuarse a los desafíos a los que se enfrenta la investigación y se apoya en las tendencias historiográficas actuales centradas en la revisión de fenómenos de transferencia cultural en procesos globales. Muy estrechamente vinculado a esto, unimos algunos de los lineamientos de la denominada Declaración de Valencia de 2023 como resultado del V Encuentro Internacional de Rectores (cerca de 700 líderes académicos representando a 14 países), como serían la transversalidad de la perspectiva humanística y el compromiso social de la universidad, apostando por su colaboración y cooperación con otras instituciones. Con esta base inicial, pretendemos analizar la producción audiovisual que se ha centrado en ofrecer un retrato de la Antigüedad durante este casi primer cuarto del siglo XXI.
En un panorama mediático cada vez más diversificado, el cine ha ido perdiendo su papel hegemónico en su transmisión del conocimiento sobre la Antigüedad, al tiempo que otros medios han contribuido a reformular, ampliar y difundir imaginarios de la Antigüedad, como son la televisión o las plataformas de streaming. De este modo, la percepción actual que tiene la sociedad sobre las culturas de la Antigüedad debe mucho más al cine y al audiovisual que a la divulgación de la historia escrita.
A pesar de que la antigua Roma ha ocupado un lugar preferente en el tratamiento audiovisual, también en el marco cronológico que abordamos en el proyecto se han llevado a cabo producciones ambientadas en otras civilizaciones de la Antigüedad, como griega o egipcia, que han contribuido poderosamente a acercar el pasado a la sociedad del presente. El estreno de Gladiator (Ridley Scott, 2000) marcó un nuevo rumbo para ese género de películas ambientadas en la Antigüedad, haciéndolo resurgir con el impulso de toda una producción de cine y series que han contribuido a ampliar, enriquecer, reformular y transformar los imaginarios creados por la ficción cinematográfica durante la centuria anterior. Alejandro Magno (Oliver Stone, 2004), Troya (Wolfgang Petersen, 2004), 300 (Zack Snyder, 2006), Ágora (Alejandro Amenábar, 2009), Centurión (Neil Marshall, 2010), La legión del águila (Kevin Macdonald, 2011), Pompeya (Paul W.S. Anderson, 2014), Ben-Hur (Timur Bekmambetov, 2016) son algunas de las películas que dan cuenta de ello y a las que habría que sumar series, como Roma (2005) o Roma: Auge y Caída (2008). En definitiva, una serie de títulos que revelan que existe un interés por parte del público en el consumo de este tipo de producciones que además del entretenimiento contribuyen a su alfabetización sobre la Antigüedad.
Sin embargo, esa transferencia de conocimiento parte de la gestación de una serie de relatos incardinados, que fluctúan entre la inexactitud y la fidelidad histórica, pero que resultan absolutamente efectistas a la hora de la divulgación histórica. Esos relatos organizan sus tramas argumentales, localizan sus escenarios, determinan sus personajes protagonistas o secundarios, etc. en función de seleccionar un período histórico de referencia o un acontecimiento histórico determinado. Evidentemente ese tratamiento puede hacerse por la vía de la ficción (histórica) o por variantes del cine no ficcional, como el documental.
A tenor de lo expuesto, los dos objetivos principales de este proyecto son analizar los relatos históricos gestados en las producciones audiovisuales del siglo XXI sobre la Antigüedad y examinar la fidelidad histórica de los mismos. Para ello nos serviremos de una perspectiva metodológica interdisciplinar, en la que participen los métodos propios de las áreas de conocimiento implicadas: Historia del arte, Historia antigua, Arqueología y Filología Clásica.