En el vocabulario de la crítica artística contemporánea, ha sido un término tan explotado como controvertido, especialmente en lo que al ámbito literario se refiere. Del igual modo que en literatura ha poseído desde su origen contornos semánticos bastante difusos expandiéndose o reduciéndose sus límites según se aplicara a géneros concretos o a un fenómeno estético global, el mismo proceso dual de indeterminación se advierte identificar en su aplicación a la pintura, área donde designa tanto una categoría estética como una tendencia pictórica exclusiva del siglo XIX.

Ya desde el siglo XVIII y a lo largo del XIX, los distintos géneros que se acogieron a la literatura de costumbres el cuadro narrativo, el artículo periodístico o formas teatrales como el sainete y la comedia de costumbres revelaron explícitamente su deuda con lo que podríamos denominar la poética pictórica, mediante comentarios insertados en los mismos textos literarios, reflexiones paratextuales en prólogos, ensayos etc.; e implícitamente, en la progresiva importancia que fue adquiriendo la imagen merced a técnicas como el grabado y la litografía en esa producción costumbrista. Todo ello ha sido estudiado de manera más o menos amplia por la crítica, si bien realizaremos un breve repaso por esta tradición teórica para llegar al tema que nos ocupa: el proceso de configuración de una poética compartida entre el costumbrismo como género literario concretamente, en una de sus formas, el artículo de costumbres y el costumbrismo pictórico en la primera mitad del siglo XIX. Este proceso quedará enmarcado en un contexto más amplio de emergencia y consolidación de la imagen en la España de la primera mitad del siglo XIX que podría definirse de invasión visual.

Ésta será, delineada en sus rasgos básicos, la propuesta que llevaré al congreso de Relaciones entre literatura e imagen, quedando enmarcado y justificado el tema de mi comunicación ya desde la misma filiación dual del costumbrismo a los campos literario y pictórico.