Todas las células vegetales realizan procesos metabólicos comunes que conducen a la formación de metabolitos primarios. Además de estos compuestos primarios, en las plantas pueden desarrollar otras rutas que conducen a la formación de compuestos denominados metabolitos secundarios los cuales son característicos de ciertos grupos taxonómicos.

Estos compuestos son esenciales para la vida de la plantas ya que muchos de ellos proporcionan un mecanismo de defensa frente a virus, bacterias y hongos, actuando como análogo al sistema inmunitario de los animales. Además permiten a la planta hacer frente a estreses bióticos o abióticos debido a su síntesis de novo, al aumento de sus niveles en respuesta al estrés, o bien, porque se encuentran de manera constitutiva en las plantas.

Se han realizado numerosos estudios que atribuyen a los metabolitos secundarios efectos terapéuticos de diversa naturaleza en humanos. Cada vez se presta más atención a la posibilidad de aplicar compuestos quimio-preventivos del cáncer a individuos con alto riesgo de desarrollo neoplásico.

Para ello, los compuestos naturales obtenidos de las plantas tienen ventajas prácticas respecto de la biodisponibilidad, la adecuación para administración oral o su aprobación por las autoridades sanitarias. De hecho, actualmente, más de un 25 % de los fármacos prescritos en EEUU contienen metabolitos secundarios en estado puro o como extracto de plantas.

Como consecuencia de la elevada demanda que existe y debido a su importante aplicación en medicina, estas especies vegetales se están viendo amenazadas día tras día como resultado de los procesos destructivos para la planta que implican la extracción de estos compuestos, por lo que se están investigando otras vías de producción alternativas.

En el caso particular de compuestos bioactivos de origen vegetal existen alternativas de producción de carácter biotecnológico mediante el empleo de cultivos vegetales in vitro. Ofreciendo una alternativa de naturaleza biotecnológica como sistema de producción de compuestos bioactivos utilizando las células como verdaderas biofactorías capaces de dirigir su metabolismo hacia la síntesis de determinados compuestos en respuesta a una estimulación.

Por todo ello lo que se pretende es valorar la actividad antitumoral de indol alcaloides, terpenoides y estilbenos obtenidos mediante el cultivo de células vegetales, demostrando de esta manera que la utilización de células vegetales en suspensión como biofactorias constituye la alternativa más viable y con menor impacto ecológico para poder dar respuesta a las necesidades clínicas actuales de dichos compuestos.