Las enfermedades infecciosas emergentes suponen un riesgo para el bienestar humano, tanto directa como indirectamente, al afectar entre otras, a poblaciones manejadas y silvestres de insectos como los himenópteros, que proporcionan valiosos recursos y servicios a los ecosistemas. Entre estos se encuentran los productos de las colmenas y la polinización de la flora silvestre y la cultivada.

La abeja de la miel (Apis mellifera), es considerada como el polinizador más importante, y actualmente está sufriendo el efecto de una amplia variedad de patógenos como el ácaro Varroa y el virus asociado de las alas deformes VAD, y los microsporidios del género Nosema, con un gran impacto en sus poblaciones, de forma que el mantenimiento de las colonias requiere una gestión activa por parte de los apicultores para controlarlos. Otros polinizadores silvestres, como los abejorros (género Bombus) están sufriendo un declive global, y una de las causas del mismo puede ser el efecto colateral de patógenos procedentes de polinizadores manejados como la abeja de la miel, o colonias comerciales de abejorros usadas para la polinización de cultivos bajo invernadero.

Las islas atlánticas englobadas en la región de la Macaronesia constituyen un laboratorio natural idóneo para estudiar la distribución de estos patógenos emergentes, la diversidad genética de los polinizadores hospedadores y su asociación con el declive de las poblaciones de la abeja de la miel y de los abejorros. Estas islas poseen poblaciones de abejas endémicas pertenecientes a un sublinaje evolutivo africano con distribución atlántica. Igualmente, las poblaciones de abejorros de las Islas Canarias y de Madeira son reconocidas como subespecies (Bombus terrestris canariensis y Bombus terrestris maderensis, respectivamente). Estudios recientes de nuestro grupo de investigación, han demostrado que en estas islas se han introducido con diferente frecuencia abejas reinas procedentes del continente europeo, y que al menos en las Islas Canarias, dicha introducción llevó asociada la dispersión de Nosema ceranae. Por otro lado existen evidencias recientes de que polinizadores silvestres como los abejorros sufren los mismos patógenos que las abejas que comparten en ocasiones los sitios de pecoreo, lo que también facilita la transmisión de patógenos entres poblaciones de abejorros comerciales y silvestres.

Dado que la presencia del VAD y de N. ceranae se ha considerado como una de las causas del declive de polinizadores, en este proyecto queremos estudiar sus prevalencias en islas de la Macaronesia caracterizadas por situaciones diferentes en cuanto al nivel de introducción de abejas, la cría y el uso de abejorros comerciales, y la presencia y dispersión reciente del ácaro Varroa. En ese sentido se tomarán muestras tanto de colonias de abejas como de abejorros de cuatro grupos de poblaciones de polinizadores: abejas locales, abejas introducidas, abejorros silvestres y criados artificialmente. La diversidad genética será determinada mediante el uso de marcadores moleculares (ADN mitocondrial y microsatélites) y análisis de morfometría geométrica, para identificar el origen de las abejas y confirmar el de los abejorros en cada isla. La prevalencia de Varroa, VAD y N. ceranae se determinará en las colonias de abejas y en los individuos de abejorros y se caracterizarán las cepas de los virus y de Nosema presentes mediante secuenciación.

La hipótesis a testar es que tanto la introducción de abejas reinas y de abejorros criados artificialmente como la presencia del ácaro Varroa ha alterado la prevalencia natural, la carga viral y la diversidad de cepas del VAD y de N. ceranae.