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Buscan aumentar la calidad de vida de los pacientes de cáncer de sangre

Ofrecer alternativas terapéuticas que mejoren la calidad de vida de los pacientes con cáncer de la sangre que no pueden recibir trasplantes de médula ósea es uno de los objetivos principales del proyecto de investigación dirigido por Ana María Hurtado López, en la Universidad de Oxford, con la colaboración de la Fundación Séneca. Un proyecto que sigue en la búsqueda de tratamientos que puedan ser curativos.

 

Con este fin, los investigadores continúan avanzando en el estudio genético de los síndromes mielodisplásicos (SMD), un grupo de alteraciones que se originan cuando las células productoras de sangre en la médula ósea no funcionan correctamente, lo que provoca que disminuya su producción y presenten una morfología y funciones anormales. La edad media de diagnóstico de estos síndromes se sitúa entre los 72 y los 75 años (aunque puede darse en personas más jóvenes) y la incidencia se aproxima a 5 casos al año por cada 100.000 habitantes.

 

El curso clínico de la enfermedad -considerada un cáncer de la sangre y la médula ósea- es muy variable y depende de qué tipo de células sanguíneas se encuentren afectadas: glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas. Hay pacientes que requieren una terapia mínima, mientras que en otros muchos casos el síndrome termina evolucionando a una leucemia aguda mieloide. Además, los SMD abarcan diversos subtipos de la enfermedad que son muy distintos entre ellos.

 

Las alternativas terapéuticas son escasas y varían en función del tipo de SMD. Actualmente, la única opción curativa es el trasplante de médula ósea alogénico, mediante el cual el paciente recibe células madre de un familiar o de un donante no emparentado. Sin embargo, pocos pacientes pueden ser candidatos al trasplante.

 

La investigadora Ana María Hurtado explica que “los diversos tipos de SMD presentan características genéticas distintas entre sí, tanto, que se podría decir que cada uno tiene su propia identidad genética. Este es uno de los motivos por los que no todos los tratamientos sirven para todos los síndromes mielodisplásicos”.

 

Hasta el momento, entre los avances en el estudio genético de los SMD, se ha identificado la presencia de mutaciones en distintos genes que afectan a múltiples vías. “Una de las vías afectada y que estamos estudiando es la del ‘splicing’, un proceso que elimina zonas que no codifican para proteínas dejando solo aquellas que sí son codificantes”, apunta Hurtado López, quien puntualiza que “cuando este proceso no funciona correctamente porque sus genes presentan mutaciones, se producen numerosas alteraciones en las células”. Concretamente, una de las consecuencias del mal funcionamiento del ‘splicing’ es la alteración de vías y/o procesos celulares.

 

 

Mutaciones en los genes

Hasta hace poco tiempo, los estudios se han llevado a cabo en grupos de células, pero actualmente es posible caracterizar cada una de las células gracias a nueva tecnología disponible que las analiza forma individual; es lo que se conoce como secuenciación de célula única. Con esta metodología se examina cómo es cada célula de la enfermedad y se estudia individualmente la expresión de sus genes y la presencia de mutaciones.

 

Este trabajo de investigación pretende determinar qué ocurre en las células de los pacientes con SMD que presentan mutaciones en los genes del ‘splicing’ utilizando la secuenciación de célula única. De este modo “queremos determinar qué gen o grupo de genes están implicados en el mal funcionamiento celular debido a las mutaciones del ‘splicing’ y cuáles de ellos pudieran ser los responsables del desarrollo del cáncer, ofreciéndonos información para encontrar nuevos tratamientos”, apunta Ana María Hurtado.

 

Con esta tecnología de célula única y comparando los resultados con los análisis previos de grupos de células, actualmente la investigación se centra en el estudio de una vía de señalización que de forma natural debería estar poco activa, ya que “su máxima actividad tiene lugar durante el desarrollo embrionario, no después, y estamos observando que en los pacientes con distintos tipos de SMD está más activa que en personas sanas”. El siguiente paso es determinar si esta activación es mayor en los pacientes que presentan un mal ‘splicing’.

 

Para concluir, la investigadora reitera que “esperamos que el resultado de nuestro trabajo ayude a ofrecer alternativas terapéuticas a pacientes no susceptibles de trasplante alogénico, además de seguir en la búsqueda de tratamientos curativos”.

 

El Proyecto 'Identificación de nuevas dianas terapéuticas en síndromes mielodisplásicos mediante análisis de nueva generación de célula única', está dirigido por Ana María Hurtado López, contratada posdoctoral de la Fundación Séneca en el Blood Cancer UK Molecular Haematology Unit de la Nuffield Division of Clinical Laboratory Sciences en la Universidad de Oxford.