El uso de las mascarillas, como elemento de contención de la pandemia por el virus SARS-CoV2 está teniendo mucha contestación en la población, que se ha extendido a la recomendación y obligación en algunos contextos, a la práctica deportiva.
La necesidad del uso de mascarilla en el deporte está motivada en que la actividad deportiva tiene, entre otras, tres peculiaridades que intervienen muy negativamente sobre la infección y que pueden favorecer el contagio y la diseminación del germen.
- La concentración de personas. Excepto los deportes individuales, e incluso en algunos de ellos, el entrenamiento se realiza por un conjunto de personas en espacios reducidos.
- El contacto entre las personas y materiales de uso común. Muchos deportes como los de equipo y combate, requieren intenso contacto corporal entre los deportistas. También hay que compartir muchos materiales (pesas, máquinas, colchonetas, balones, etc.).
- La ventilación pulmonar. El esfuerzo físico incrementa de una forma importantísima tanto la fuerza de expulsión de los pulmones como el volumen de gas espirado. El volumen espirado, en reposo, es de unos 5-6 el uso de la mascarilla tendría u efecto preventivo importante, siempre y cuando se pudiera corroborar que su uso en el deporte, al menos en ejercicio de intensidad ligera y moderada, no produce efectos negativos sobre los parámetros cardiorrespiratorios y metabólicos y que su uso pueda ser razonablemente tolerado por el deportista.
Ante una enfermedad nueva y desconocida, urge adquirir el máximo conocimiento para que la práctica deportiva no pueda constituir una vía de mantenimiento o de, incluso, recrudecimiento de la pandemia.
Este proyecto se plantea con el objetivo de obtener información sobre el efecto del uso de mascarillas, médicas y FPP2, sobre los parámetros cardiorrespiratorios, metabólicos, de rendimiento y de confort en piragüistas y corredores de fondo y transmitir los resultados a todos los estamentos implicados.