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La exposición a luz solar sinónimo de una mejor salud circadiana

F.S Tras dos años formándose en la Universidad de Surrey, ya hace casi tres años que se incorporó al grupo de Nutrición de la Universidad de Murcia para investigar acerca de nuevos desarrollos tecnológicos para la evaluación y prevención de la cronodisrupción en población sensible, por favor explíquenos su investigación.

Esta investigación ha girado en torno a dos ejes: en primer lugar, la validación de metodologías novedosas para evaluar y prevenir la cronodisrupción (el desajuste de nuestra hora interna y la externa y la desorganización temporal de nuestros procesos fisiológicos). En segundo lugar, la identificación y estudio de los distintos factores sociales y ambientales que predisponen a una peor salud circadiana. Entre ellos, hemos evaluado la influencia de la hora oficial, así como de los horarios laborales, de sueño y de comidas, o de las distintas estaciones del año. Además, hemos analizado el efecto del aislamiento social y de la ausencia de señales ambientales cíclicas (como el día y la noche), no sólo en la salud circadiana, sino también en un aspecto poco estudiado, como la percepción subjetiva del tiempo. En ambos casos, las investigaciones se han realizado en colaboración con otros grupos de investigación, tanto nacionales como internacionales y la multidisciplinariedad ha sido esencial.

F.S Tras estos tres años de investigación, ¿cuáles son las principales conclusiones a las que ha llegado?
Por primera vez, hemos probado en humanos, mediante la evaluación del reflejo pupilar (pupilometría), la utilidad de un novedoso material con capacidad de cambiar de color con la aplicación de una corriente eléctrica (electrocromismo). En colaboración con la Universidad Politécnica de Cartagena y el Georgia Institute of Technology (EE.UU.), hemos generado filtros dinámicos que permiten el bloqueo selectivo de la luz azul, la que más contribuye a la aparición de cronodisrupción cuando se recibe durante la noche. Constatamos la menor activación de las células ganglionares con melanopsina de la retina (las que envían señales a nuestro reloj central) cuando el filtro está activo. Ello abre la puerta a distintas mejoras del dispositivo, así como a otros estudios que confirmen su utilidad, por ejemplo, en entornos de trabajo a turnos.

Además, hemos validado el sistema de monitorización basado en temperatura, actividad, posición corporal y exposición a luz para definir cronotipos (búho/alondra) de manera objetiva, lo que podría ayudar a personalizar horarios laborales en función del cronotipo de cada trabajador. También hemos definido un índice de salud circadiana para evaluar el estatus del sistema circadiano de forma objetiva e incluido la frecuencia cardíaca a las variables ya definidas, para tratar de discriminar fases del sueño en personas sanas de forma ambulatoria y sin recurrir a la polisomnografía.

También hemos realizado distintos estudios sobre los factores ambientales y sociales que condicionan una mayor predisposición a la cronodisrupción. Nuestros resultados preliminares señalan que la hora oficial de España, adelantada una hora con respecto a lo que correspondería geográficamente (GMT+1/+2), podría influir negativamente en el estatus del sistema circadiano y en la duración del sueño. La estacionalidad también parece influir en determinados aspectos relacionados, aunque estos resultados aún se encuentran en fase de análisis.

El aislamiento social y la ausencia de señales temporales cíclicas hace que los ritmos entren en curso libre, con un periodo mayor de 24 horas. Es decir, aislados, tenderíamos a levantarnos y acostarnos un poco más tarde cada día. Además, hemos demostrado que estos ritmos se mantienen también en otras variables menos estudiadas, relacionadas con el rendimiento físico e intelectual, o el estado de ánimo. Y demostramos que incluso la percepción del tiempo presenta un patrón circadiano endógeno que, además, depende de nuestra hora interna.

F.S Dejando de lado este año de pandemia, el estilo de vida mediterráneo y de modo especial el español, comidas y cenas tardías, horarios nocturnos prolongados, escasas horas de sueño…, ¿afecta de modo especial a nuestra salud?
La zona mediterránea tiene una gran ventaja, y es precisamente el alto nivel de luz solar que recibimos a lo largo de todo el año. Se ha demostrado que un buen patrón de exposición a luz solar durante el día está relacionado con una mejor salud circadiana. Sin embargo, en nuestro país tenemos ciertos hábitos que diluyen esa ventaja, como los horarios tardíos de comidas o de sueño, que podrían contribuir a una mayor tendencia al jet-lag social y a la cronodisrupción.

F.S ¿Podría recomendar pautas saludables a seguir durante el día y previos a la hora de acostarse?
Es fundamental mantener un buen contraste entre el día y la noche. Durante el día, deberíamos exponernos a una buena intensidad de luz (si es natural, mejor), realizar ejercicio físico regular y mantener un horario estable de comidas, sin retrasarlas demasiado. Cuando se acerca la hora de ir a dormir, lo mejor será reducir la intensidad de la luz, utilizando luces más cálidas. También se recomienda cenar más de dos horas antes de la hora de ir a dormir y realizar alguna actividad relajante que favorezca la aparición del sueño.

F.S ¿En qué medida los dispositivos electrónicos pueden alterar nuestro sueño?
Cuando se acerca la hora de dormir, la utilización de dispositivos electrónicos con pantallas luminosas podría tener un efecto negativo sobre nuestro sueño. Por un lado, estas pantallas emiten luz con un alto contenido en azul, que es la que más puede retrasar nuestro sueño porque envía al cerebro la señal errónea de que aún es de día. Además, normalmente utilizamos estos dispositivos para seguir conectados, consultando noticias, redes sociales, o el correo electrónico. Ello propicia una excitación mental que dificulta la conciliación del sueño. Esos minutos u horas de sueño perdidas pueden derivar en un peor rendimiento durante el día y en problemas de salud a largo plazo.

F.S¿De qué manera trasladan sus recomendaciones o vehiculan las mismas para que lleguen al grueso de la población?
Durante estos tres años, hemos realizado tareas de divulgación científica en distintos medios de comunicación, y a través de conferencias o artículos en plataformas de divulgación.


Mª Ángeles Bonmatí, tras una beca posdoctoral en la Universidad de Surrey se incorporó al grupo de Nutrición de la Universidad de Murcia con una beca Saavedra Fajardo de la Fundación Séneca para investigar acerca de nuevos desarrollos tecnológicos para la evaluación y prevención de la cronodisrupción en población sensible.