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Los beneficios de las urolitinas

Algunos alimentos vegetales como la granada, las fresas, las frambuesas, las castañas y las nueces son ricos en unos compuestos fenólicos o micronutrientes llamados elagitaninos. La microbiota de nuestro intestino -lo que popularmente se conoce como flora intestinal- convierte los elagitaninos en urolitinas, las cuales son absorbidas en el colon y alcanzan distintos órganos en los que pueden ejercer su efecto protector.

 

Actualmente se ha producido un creciente interés por estos últimos compuestos debido a sus propiedades antioxidantes y a sus efectos beneficiosos en la salud humana, tales como en el tratamiento y prevención del cáncer, de enfermedades cardiovasculares y de otras patologías de carácter inflamatorio y neurodegenerativas. Concretamente, a las urolitinas se les atribuyen diversas actividades relacionadas con la mejora de la función muscular y la reducción del riesgo cardiovascular.

 

Sin embargo, tras consumir alimentos ricos en elagitaninos, la capacidad de producir este compuesto bioactivo es muy variable en los humanos, algunos de los cuales no llegan a generarlo de forma natural, mientras que otros crean distintas combinaciones en su microbiota intestinal. Un proyecto dirigido por María Victoria Selma García, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS)-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), investiga las causas que hay detrás de esa variabilidad entre los individuos en la producción de urolitinas. Para ello, se aíslan e identifican qué tipo de bacterias del intestino humano participan en la producción de ese compuesto y qué enzimas bacterianas están implicadas en la síntesis de las distintas urolitinas. Asimismo, se analiza cómo actúan distintos consorcios de bacterias intestinales en la producción de las urolitinas, tal y como ocurre en los humanos.

 

 

Seguras para el consumo

La urolitinas (particularmente la de tipo A) han sido consideradas recientemente como seguras para el consumo por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos) y en la actualidad están empezando a comercializarse las producidas por síntesis química, pero no naturales. “Uno de los objetivos que perseguimos en este proyecto es caracterizar distintos extractos y subproductos de granada y castaño, estudiando su idoneidad como sustrato para producir urolitinas en el laboratorio, y así conseguir su revalorización”, señala María Victoria Selma.

 

Esto abre la puerta a la producción biotecnológica de urolitinas naturales, tal y como ocurre en el intestino de personas sanas (biourolitinas), pero utilizando subproductos alimentarios y demostrando sus beneficios ‘universales’, lo que “impulsará su producción sostenible y mejorará sin duda la competitividad de nuestras empresas”, añade la investigadora.

 

El proyecto pretende estimular el consumo de alimentos vegetales o complementos ricos en elagitaninos, como la granada, especialmente desde edades tempranas, debido a la gran actividad que presentan sus metabolitos microbianos (biourolitinas) en la prevención de diversas enfermedades con etiología inflamatoria y disbiosis intestinal, así como las cardiometabólicas y obesidad.

 

También se quiere contribuir a impulsar el desarrollo de complementos alimenticios con extracto de granada y urolitinas naturales (biourolitina) para “mejorar la salud previniendo diversas enfermedades y que todos los individuos, productores o no de estos compuestos antioxidantes, se vean beneficiados del consumo de alimentos vegetales”, concluye Selma.

 

María Victoria Selma García, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS)-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es la investigadora principal del proyecto 'Modulación de la microbiota intestinal y producción biotecnológica de urolitinas bioactivas para universalizar los beneficios de la granada: Nutrición personalizada para la prevención del riesgo cardiovascular'.