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Algunas plantas podrían recuperar suelos contaminados por metales

La contaminación del suelo es uno de los problemas ambientales más acuciantes a los que se enfrenta la sociedad moderna. Además de un ecosistema diverso y complejo, el suelo es un recurso natural no renovable a escala humana, del que depende de forma directa el ser humano y millones de otras especies. Sin embargo, actualmente un alto porcentaje del suelo fértil se encuentra degradado, entre otros factores, por la contaminación. Entre las diferentes técnicas existentes para la recuperación del suelo contaminado se encuentra la fitorremediación, es decir, el uso de determinadas especies de plantas para mejorar las condiciones, normalmente extrayendo o estabilizando el contaminante y mejorando las propiedades edáficas del suelo en general.

 

Por otra parte, la gestión de los residuos es también una cuestión compleja a nivel ambiental y económico. En el modelo de economía circular que actualmente se está promoviendo, los residuos no se entienden como tales, sino que se intenta revalorizarlos, reintroduciéndolos en el ciclo de nuevo como recursos. De este modo, se pretende reducir los residuos a cero. Concretamente, una amplia gama de residuos orgánicos pueden ser revalorizados como enmiendas para los suelos por su alto contenido en materia orgánica, de la que suelen ser deficitarios las superficies degradadas o contaminadas.

 

Teniendo en cuenta estas dos circunstancias, Rafael Gómez Lacalle, investigador del CEBAS-CSIC, está llevando a cabo un proyecto para evaluar el desarrollo de determinadas especies vegetales en dos suelos contaminados, y sus efectos en las condiciones de esas superficies. En concreto, se han seleccionado un suelo minero de la zona de El Llano del Beal, contaminado con altas concentraciones de metales, y un suelo agrícola de la zona de Mazarrón, con una contaminación de metales menor, procedente de lodos de depuradora. El proceso de fitorrecuperación ha sido asistido mediante la aplicación de una enmienda orgánica (compost) procedente del reciclado de residuos orgánicos de la agricultura. En cuanto a las especies empleadas, para esta tarea se han elegido el cardo, la mostaza castaña, la retama, el romero, la orgaza, el tabaco moruno y la olivarda.

 

Los resultados del proyecto, todavía de carácter preliminar, apuntan a un desarrollo relativamente bueno de las especies utilizadas en los suelos contaminados, teniendo efectos positivos, sobre todo, en las propiedades biológicas de los mismos. La enmienda orgánica, por su parte, mejora las propiedades edáficas de los suelos, favoreciendo el desarrollo de las plantas y, en definitiva, reduciendo los impactos negativos causados por los metales presentes.

 

 

Beneficios ambientales y económicos

Aunque el proyecto todavía se encuentra en marcha, los resultados son prometedores al indicar que este tipo de estrategia combinada de plantas y enmiendas orgánicas podría aplicarse para recuperar suelos contaminados por metales de diverso origen. No obstante, “serán necesarios estudios adicionales para dar con la estrategia más efectiva y, a la hora de aplicarla en un entorno concreto, será imprescindible adaptarla a las condiciones y necesidades del mismo”, apunta Rafael Gómez Lacalle.

 

La aplicación de los resultados de esta investigación “podrían ofrecer una solución a miles de áreas con suelos contaminados, mejorando las propiedades del suelo al tiempo que se obtiene rendimiento económico de un cultivo, generando, por tanto, beneficios ambientales, sociales y económicos para su entorno”, concluye el investigador.

 

El proyecto Nuevas tendencias en la fitorrecuperación de suelos contaminados por elementos traza: hacia un modelo de economía circular, está dirigido por Rafael Clemente Carrillo, tutor de Rafael Gómez, del departamento de Conservación de Suelos y Agua y Manejo de Residuos Orgánicos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC). Esta investigación posdoctoral cuenta con el respaldo de la Fundación Séneca y del Fondo Social Europeo (FSE) en el marco de las ‘Ayudas para la contratación de investigadores posdoctorales y gestores de la innovación’.