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Conocer cómo funciona el cerebro de niños con Trastornos Obsesivos Compulsivos podría hacerles la vida más fácil

Repetir acciones hasta la perfección, volver a empezarlas, borrar, reescribir, formular la misma pregunta continuamente, confesarse, disculparse, decir palabras o números al azar, revisar, tocar, pulsar, contar, rezar, ordenar, arreglar o acumular objetos son solo algunas de las compulsiones o rituales que se dan en niños o adolescentes diagnosticados de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) y pueden estar acompañadas de preocupaciones desmedidas por asuntos impropios de la edad: los gérmenes, la muerte o que ocurran cosas malas.

Esas situaciones «provocan gran sufrimiento a quienes lo padecen, repercutiendo en todas las áreas de su vida», como dice Ana Isabel Rosa, investigadora del grupo de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad de Murcia que ha llevado a cabo numerosas investigaciones centradas en la psicopatología en niños y adolescentes con el fin tanto de analizar las variables etiológicas como evaluar los tratamientos aplicados.

Tras varios años investigando sobre la eficacia de los tratamientos psicológicos en este problema, el grupo ha iniciado una nueva línea de trabajo enfocada al estudio de la función ejecutiva. El término, propio de la neuropsicología, engloba un conjunto de habilidades cognitivas dirigidas al logro de una meta y orientadas al futuro, es decir, a grandes rasgos, aquellas aptitudes del ser humano que le ayudan a desenvolverse en su día a día, procesar la información y evolucionar. Por ejemplo: la capacidad de atención o la deductiva, entre otras.

«Consideramos que conocer más en profundidad la función cognitiva de jóvenes con TOC podría ayudar a mejorar no solo la evaluación sino también el tratamiento, elaborando protocolos que permitan mejorar los procesos o variables influyentes en el desarrollo y mantenimiento de estos problemas. Todo ello, con el fin de reducir el sufrimiento en el menor y en su familia», afirma la investigadora.

Para poder llevar a cabo este estudio, el grupo de la Universidad de Murcia cuenta con el apoyo de la Fundación Séneca- Agencia Regional de Ciencia y Tecnología- a través del proyecto 'Procesos neuropsicológicos en niños y adolescentes con Trastorno Obsesivo Compulsivo, Tricotilomanía y Trastorno Dismórfico Corporal'.

Ansiedad

Como su nombre indica, los investigadores no se ha centrado solamente en el TOC sino que el trabajo se enfoca en niños y adolescentes que padecen tanto Trastorno Obsesivo Compulsivo como Trastorno Dismórfico Corporal (preocupación excesiva por la propia imagen), Tricotilomanía (hábito irrefrenable de arrancarse mechones de cabello) y, además, se han incluido otros como Trastorno de Ansiedad Generalizada y Ansiedad Social. «Consiste en analizar algunas dimensiones de la función ejecutiva en estos pacientes con el fin de comprobar si ésta puede estar implicada tanto en las causas como en el mantenimiento de los trastornos mencionados», explica Ana Isabel Rosa.

Dado que se trata de un proyecto muy reciente, los investigadores no disponen de datos al respecto pero sí tienen resultados de un proyecto anterior, realizado con población adulta, donde se observó que la flexibilidad cognitiva era una de las funciones más afectadas en el TOC.

En base a eso, su hipótesis de partida es «que los participantes con TOC, Trastorno Dismórfico Corporal y Tricotilomanía presentarán peores resultados en Memoria, Planificación, Inhibición y Flexibilidad cognitiva que los grupos con ansiedad y que el grupo no clínico. Asimismo, se espera que los resultados de la variables dependientes estén relacionados con el tipo de trastorno y su severidad, la depresión y la ansiedad, la comorbilidad, la cronicidad, los tratamientos psicológicos y/o farmacológicos recibidos y la edad de los participantes».

Por ahora, el trabajo financiado por la Fundación Séneca se encuentra en el momento de reclutamiento de la muestra clínica, «tarea ardua y lenta», según Rosa. «Debemos seguir contactando con distintos centros y hospitales. Hemos elaborado los protocolos de registro y evaluación y estamos actualizando nuestra base de datos sobre los estudios realizados que pueden estar relacionados. La siguiente fase será comenzar a analizar los resultados hallados tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, pero todavía nos falta mucho tiempo», añade.

Incide la investigadora de la UMU en la importancia y necesidad de potenciar la investigación como la única vía de progreso y conocimiento de tantos problemas físicos y psíquicos que aquejan al ser humano. «Invertir en investigación es potenciar la salud y el bienestar», dice.

 

Fuente: La Verdad

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