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«La plastinación es el futuro en materia de estudios de anatomía»

Conocer cada una de las partes del organismo, su forma, su tamaño, su función, la relación entre órganos, con otros tejidos, con otros sistemas y con el propio... Conseguir describir cómo funciona un ser vivo. Esa es, en definitiva, la función de la anatomía. Una ciencia que a lo largo de la historia se ha visto mermada durante algunos periodos por los conflictos éticos que genera y el poder de la iglesia, entre otras cosas. Y no solo ahí ha encontrado dificultades sino que la aparición de los microscopios y su desarrollo, demostraron que las estructuras no son solo lo que se ve a simple vista y que cuanto más se profundiza y más se sabe, más queda por saber. Porque así es la ciencia: nuevos descubrimientos dan lugar a nuevas preguntas.

Si bien es cierto que los avances en ciencia y tecnología han permitido, en las últimas décadas, avances nunca vistos. Uno de los problemas más primarios a la hora de trabajar con organismos vivos es su degradación y las consecuencias que de ello se derivan: putrefacción y descomposición.

Revolución

Para luchar contra ese problema, se han desarrollado numerosos métodos con el objetivo de ayudar a los científicos a estudiar los organismos. Así, por ejemplo, se ha utilizado el formol. Y cada uno tiene sus pros y sus contras; pero a finales de la década de los 70 del siglo pasado el artista y científico alemán Gunther von Hagens lanzó al mundo una nueva y revolucionaria técnica: la plastinación.

«Básicamente se trata de un método que consiste en retirar el agua de los tejidos, y parte del tejido graso, y sustituirlos por un polímero que (dependiendo de la técnica) puede ser silicona, resina epoxi o poliéster y esto permite que el órgano o la estructura se mantenga así de por vida, guardando sus características en seco, exactamente igual que si estuviese en fresco y, además, no necesita mantenimiento», explica el catedrático de Anatomía de la Universidad de Murcia Rafael Latorre, quien emplea esta técnica desde hace más de treinta años.

De hecho, el grupo de investigación de Anatomía y Embriología Veterinaria de la Universidad de Murcia, integrado por los profesores José María Vázquez Autón, Francisco Gil Cano, Octavio López Albors, Gregorio Ramírez Zarzosa, Mª Dolores Ayala Florenciano, Francisco Martínez Gomariz y Cayetano Sánchez Collado, los técnicos Mariano Orenes Hernández y José Albarracín, y dirigido por el profesor Rafael Latorre, es un referente internacional en las técnicas de plastinación.

Latorre conoció la plastinación durante una estancia postdoctoral en la Universidad de Davis, en California (Estados Unidos) donde estaban empezando a utilizarla y a pesar de que no entraba en su campo de trabajo, le despertó tanto interés que decidió formarse en ella y a su regreso a Murcia puso en marcha una unidad de plastinación en la UMU. A día de hoy sigue siendo una de las pocas que existen en España pues, según dice según dice, «es una unidad muy útil, con aplicaciones directas en docencia e investigación, pero que lleva mucho tiempo establecer hasta que se produce material anatómico de alta calidad. No todas las instituciones se lo pueden permitir ni cuentan con el personal formado».

En todo momento

Y es que los órganos plastinados aportan comodidad e innovación a la enseñanza de la anatomía. No son técnicas para la sustitución de la disección de cadáveres o el estudio de órganos frescos, sino que nuevas herramientas complementarias para la docencia. Dado que los plastinados están disponibles en todo momento y en cualquier condición, se pueden usar en cualquier lugar y sobre cualquier superficie, sin necesidad de llevar ningún tipo de cuidado específico con ellos. Se trata de órganos limpios y no tóxicos, que, a diferencia de los órganos conservados en condiciones húmedas, no requieren el uso de guantes o la necesidad de protegerse de vapores tóxicos de formol, fenol o alcoholes.

Por todo ello, Rafael Latorre está convencido de que «la plastinación es el futuro en materia de estudios de anatomía. Cada vez hay más limitaciones en el uso de productos como el formol, el fenol u otros, que pueden ser muy tóxicos y por eso se deben utilizar con precauciones que con este método no son precisas. Además, se trata de piezas que pasan a formar parte de una colección definitiva, y que no es necesario renovar constantemente».

De lo macro a lo micro

Las posibilidades que ofrecen las técnicas de plastinación no son solo para la docencia, ya que en investigación también se abren nuevas posibilidades. En concreto, la plastinación ha supuesto poder «cubrir el espacio entre los estudios o descripciones macroscópicas y su correspondiente análisis microscópico, que hasta la llegada de las técnicas de plastinación no era posible cubrir con ninguna otra técnica», como dice Rafael Latorre. La plastinación ha ocupado ese espacio y ayuda a que podamos estudiar cualquier región anatómica desde lo macro a lo micro, sin límites». Se refiere, por ejemplo, a un proyecto que está desarrollando el grupo de investigación que dirige en el que estudian el trayecto del nervio óptico en diferentes especies, y cómo queda cubierto por las meninges del encéfalo. «Hasta la fecha -dice el catedrático- las técnicas histológicas existentes no permitían analizar áreas mayores de 1 o 2 centímetros en una misma pieza, en cambio, con las técnicas de plastinación se puede trabajar sobre cortes anatómicos de hasta 15 cm de tamaño que, por su escaso grosor, pueden ser estudiados con microscopía. Esto supone que podemos trabajar con cortes del tamaño de una cabeza entera, manteniendo todas las referencias necesarias para completar los estudios histológicos, y esto abre nuevas oportunidades al conocimiento».

Asimismo, no solo se emplea en materia de anatomía humana o animal sino que la plastinación también se usa para conservar material arqueológico frágil algo que ha llevado a los investigadores de la Universidad de Murcia a colaborar con el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) en la conservación de algunas de sus piezas.

Otra oportunidad aparece de la mano, precisamente, de los museos de ciencia que pueden contar entre sus muestras con colecciones de órganos que les ayudarían en su divulgación sobre anatomía. De hecho, recientemente el equipo de la UMU ha tenido la iniciativa de desarrollar un proyecto de innovación docente con Institutos de Educación Secundaria con el objetivo de acercarles los órganos plastinados. En concreto, se hizo un estudio comparativo entre grupos de alumnos que usaban el material clásico mientras otros contaban con plastinado y se demostró que el segundo grupo sacaba mejores notas. «Este trabajo nos hizo pensar que sería interesante ofrecer esta posibilidad y hemos preparado unos kits fácilmente transportables, con órganos plastinados, que vamos a llevar a aquellos IES que lo soliciten y, para hacer todo más fácil, esperamos contar con la colaboración de la Consejería de Educación», en palabras de Latorre.

Con el objetivo de que cada vez haya más profesionales formados en la materia y esta técnica se extienda, ampliando las numerosas posibilidades que ofrece, el equipo de la Universidad de Murcia organiza varios cursos cada año a los que acuden estudiantes de todo el mundo.

 

Fuente: La Verdad

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