Hervás, quien era profesor en el colegio jesuítico de Murcia en el momento de la expulsión de abril de 1767, entró en contacto por primera vez con el embajador Moñino durante la primavera de 1775, para pedirle permiso para poder imprimir en España y vender con el pertinente privilegio los sucesivos tomos de su enciclopedia Idea del Universo. Hervás le presentó los dos primeros tomos, pero Floridablanca no le prestó la menor atención. Mientras tanto Moñino fue ascendido a la Primera Secretaría de Estado y Hervás decide, por medio de su amigo Ramón Diosdado Caballero, retirar los dos ejemplares y redactar su enciclopedia en italiano, la cual fue publicada en 21 tomos en Cesena a partir de 1778.
A pesar de este contratiempo inicial no se agriaron las relaciones entre ambos, pues Hervás fue consiguiendo distintas ayudas económicas (pensión doble en 1787 y otros socorros, como 750 reales por vía de ayuda de costa "en atención al trabajo y gastos que le ha de causar la traducción que está haciendo de su obra Idea del Universo) y de trato del murciano, a pesar de la oposición del embajador Azara, como el poder enviar a España su correspondencia en la valija diplomática dirigida a Floridablanca.
Como reconocimiento a esos favores, Hervás firma en Roma, el 1 de enero de 1789 la dedicatoria a Moñino del tomo I de la traducción castellana de la Historia de la Vida del Hombre (primera parte de la enciclopedia Idea dell'Universo). Durante la década 1790-1800 el abate de Horcajo vio perseguidas varias obras suyas, por el partido filojansenista, algunos de cuyos enemigos eran comunes con Floridablanca, quien dejó el poder en 1792.
Una de las fuentes para argumentar las buenas relaciones de Hervás con Floridablanca es la correspondencia que mantuvieron en 1799. Apenas asentado en su Horcajo natal (mediados de junio de 1799), Hervás le escribe el 2 de julio de 1799, remitiéndole todos los tomos publicados de la Historia de la vida del hombre, a un Floridablanca sin ningún poder político y retirado en Murcia, como el mismo confiesa: "Los sucesos que se han amontonado sobre mí, la venta de mis bienes y libros y el extravío de muchos, han causado un desorden tal en mis cosas que no puedo dar razón de ellas. Sólo diré a vuestra merced que le agradezco infinito su atención y memoria y que le deseo servir en cuanto alcancen mis arbitrios".
No nos consta que existiese ningún contacto entre ambos durante el año largo (abril de 1801-julio de 1802) en que Hervás estuvo en Cartagena esperando encontrar un navío que lo retornase a Italia, pero el trato de los cartageneros, empezando por el capitán general, fue exquisito para con nuestro abate, nuevamente desterrado, según constatamos en la correspondencia familiar.
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