Presión atmosférica

Vivimos sumergidos en un «océano de aíre» que nos ejerce una presión muy grande (aproximadamente 101300 N/m²). No obstante, el aire del interior de los cuerpos ejerce la misma presión hacía fuera, por lo que hay un equilibrio y generalmente no se nota esa presión. Cuando se altera el equilibrio por que disminuye la presión interior, o exterior de algún cuerpo, es cuando se aprecia el gran valor de la presión atmosférica.

Una gran botella llena de agua se puede ponerse boca abajo, tapada únicamente por una lámina de cartulina sin sujeción a la botella.

La presión atmosférica que soporta la lámina de cartulina es la responsable de mantener la botella vertical e invertida sin que se caiga el agua.

Al invertir la botella, queda una zona (entre la superficie del agua y la base de la botella) donde no ha podido entrar aire  a ocupar el espacio que antes ocupaba el agua, por lo que la presión es menor. Por lo tanto, solo queda el peso del agua, que es soportado perfectamente por la fuerza que ejerce la presión atmosférica hacia arriba de la cartulina.